sábado, 30 de marzo de 2013

¿Dónde está la ministra de Educación?

El Perú y su complejo de superioridad que lo lleva a creerse el tigre asiático de Latinoamérica. Y olvida que los tigres asiáticos antes de serlo invirtieron considerablemente en educación. Pero incluso ellos palidecen al lado de Finlandia, país que invierte el 11% de su presupuesto en Educación.

Finlandia es el país que, desde la primera prueba PISA (2000), ha obtenido el primer lugar. Perú el 63 de 65. En Finlandia los niños empiezan el colegio a los 7 años. Durante la primaria tienen el mismo maestro para todos los cursos quien se ocupa de que ningún niño se retrase. No tienen calificaciones hasta 5 de primaria, ya que el objetivo es fortalecerlos emocionalmente.

El éxito de Finlandia está basado en tres estructuras fundamentales: los padres, los colegios y maestros y el acceso a recursos socio-culturales. Los padres se saben responsables de la educación y desarrollo de los hijos. La educación es completamente gratuita y los maestros son elegidos entre los mejores estudiantes. Se necesita una nota de 9 sobre 10 a lo largo de secundaria para ser aceptado en la carrera de educación. En Finlandia es un honor nacional ser maestro. Porque creen que la educación es la llave para el desarrollo de un país. La tercera herramienta, es el acceso a los recursos socio-culturales: bibliotecas, ludotecas, cines. Donde los niños pueden adquirir conocimientos y entretener su mente. El 80% de las familias acostumbra a ir a una biblioteca los fines de semana. ¿Cuántos peruanos conocen una biblioteca?

En Finlandia se dictan 608 horas lectivas en primaria. En el Perú 1100. ¿Sabía que cuando se aumentó el número de horas lectivas en el Peru no se amplió el currículo escolar? Hoy los profesores enseñan lo mismo que antes, solo que más despacio para llegar a la cantidad de horas establecidas por el MINEDU. Entonces ahora los niños deben empezar el colegio el 1 de marzo, mientras el sol del verano los sancocha, para "aprender" lo mismo que "aprendían" antes.

¿Aprender? En el Perú solo 3 de cada 10 niños entiende lo que lee y solo 15 de cada 100 niños de zonas urbanas pueden resolver problemas de matemáticas. Si un niño no entiende lo que lee ni puede resolver un problema de matemáticas se frustra y pierde el interés por aprender. Otro gran problema es la alta tasa de repetición. El 20% de niños de 6-11 está en un grado inferior al que le corresponde. Un adolescente que a los 15 sigue en primero de secundaria se siente avergonzado, lo más probable es que abandone el colegio. En el 2011, solo 63.1% de jóvenes a los 18 años había terminado la secundaria. En el área rural es 41.6%. Si desagregamos por nivel de pobreza, solo el 42.8% de pobres terminó la secundaria.

A más jóvenes sin educación, mayor pandillaje, consumo de drogas y delincuencia, mayor número de adolescentes embarazadas, menor número de gente capacitada y por lo tanto menor crecimiento económico y mayor carga para el Estado. ¿Sigue creyendo que al Perú no lo para nadie?

sábado, 23 de marzo de 2013

El ciudadano nunca tiene la razón

Finalmente, la campaña por la revocatoria acabó y es momento que los limeños evaluemos el proceso electoral mirando al futuro. Tenemos un país fragmentado, partido en dos. Un lado que pretende ser el políticamente correcto, el de las manos blancas, la reserva moral y la honestidad. El otro que es acusado de corrupto, mafioso, vulgar y mentiroso. Y una clase política que contribuye irresponsablemente a acentuar esta fragmentación, sin pensar en el desarrollo del país.

La revocatoria buscaba que los ciudadanos decidieran si la gestión municipal había sido eficiente o no. Pero la alcaldesa, sus regidores y los intereses que los rodean plantearon erróneamente la elección como un problema entre honestos y mafiosos. Sin importar que en el primer grupo -los honestos- haya habido varias mentiras, regidores vacados por supuestos actos de corrupción, grandes intereses empresariales y un oscuro asesor. Más aun, a una semana de las elecciones aún no han transparentado el origen del financiamiento de su campaña.

La revocatoria nos mostró la clase política que tenemos. Por un lado, partidos capaces de someterse a alianzas contra natura, tratando de convencer a los ciudadanos que lo hacen por principios cuando en realidad es por intereses partidarios; y por el otro lado, partidos que promueven, sin transparencia alguna, iniciativas orientadas a satisfacer sus cálculos políticos.

Los actores políticos, haciendo espíritu de cuerpo, se escudaron en supuestos principios para evitar rendir cuentas. La discusión se basó en quién tiene la honra más grande y la moral más alta, cuando de lo que se trataba era de demostrar si es que tenían la capacidad necesaria para administrar la ciudad e implementar políticas públicas.

La clase política parece haberse convencido que la política en el país no debe hacer docencia. Ese tipo de política que en los países desarrollados permite que los ciudadanos conozcan cuáles son las alternativas de políticas publicas y tomen decisiones en base a sus bondades. Aquí no hay discusión sobre la mejor manera de invertir los impuestos para resolver el problema del transporte: si con más corredores o con un metro, si con participación privada mediante concesiones o mediante licitaciones supervisadas por el municipio. Esos temas que suponen que los ciudadanos sepan cómo se gasta su plata no se muestran ya sea por falta transparencia, o porque a los políticos no les importa la opinión ciudadana, o porque no se dan cuenta que el funcionario público es un empleado de los ciudadanos.

En el medio de esta revocatoria quedaron los limeños que quieren autoridades eficientes, que implementen políticas públicas basadas en evidencia y lo hagan adoptando mecanismos de buen gobierno como la transparencia, la rendición de cuentas y la participación ciudadana.

¿Hasta cuándo vamos a seguir permitiendo que un sector de la población se arrogue una autoridad moral superior a la del resto de peruanos? ¿Hasta cuándo los que no estamos de acuerdo con ellos tendremos que aguantar calificativos e insultos? Así no se construyen instituciones ni se fortalece la democracia, ambas necesarias para lograr cruzar el umbral del desarrollo.

sábado, 9 de marzo de 2013

Otra vez Sinesio

En su última columna, Sinesio López nos dice que aunque Venezuela durante el chavismo no fue una democracia liberal, tampoco fue una dictadura. "Una dictadura es un régimen cerrado que no se abre a los derechos de los ciudadanos, al juego de poderes y a la competencia política. Chávez, por el contrario, compitió en varios procesos electorales (...) y siempre se sometió al veredicto de las urnas." Para López los resultados más relevantes del chavismo fueron la expansión de las políticas sociales y la reducción de la pobreza.

¿Este Sinesio López es el mismo que sostiene que la principal característica del fujimorismo fue su carácter autocrático? ¿Es el mismo que no le da relevancia alguna a sus resultados económicos y sociales?

Hagamos un pequeño análisis comparativo entre los gobiernos de Chavez y Fujimori. Diversos académicos (O'Donnel, Schmitter, Diamond, Linz) concuerdan en que una democracia liberal debe tener ciertas características básicas: elecciones libres; independencia de poderes; autoridad electoral independiente; prensa libre; derecho de elegir y ser elegido; control civil sobre los militares; garantía de libertades civiles.

Los dos gobiernos tuvieron elecciones libres y tanto Chavez como Fujimori compitieron en varios procesos, perdiendo algunos. Ambos gobernantes tuvieron el control del Congreso y del PJ, con lo cual la independencia de poderes estaba limitada; no tenían autoridades electorales independientes; ambos impusieron limitaciones a la libertad de prensa, aunque a través de distintos métodos. Existió el derecho de elegir y ser elegido, aunque ambos gobernantes se encargaron de debilitar aún más la ya poco respetada clase política. Finalmente, las FF.AA. tuvieron un rol central en el mantenimiento de sus caudillos en el poder.

Estas características comunes deberían llevar al profesor López a sostener conclusiones similares frente a hechos similares. Sin embargo, pareciera que los análisis comparativos no lo convencen cuando se trata de analizar a quienes comparten su ideología.

López resalta el cambio social y económico del chavismo como el resultado positivo del régimen. Sin embargo, no es tan generoso con el fujimorismo. Podríamos sostener que Fujimori y Chavez tuvieron una preocupación prioritaria por redistribuir el ingreso y reducir la pobreza. El apoyo mayoritario de ambos en los sectores populares es una prueba objetiva de ello.

La gran diferencia: el manejo económico. Fujimori implementó un modelo de libre mercado, responsable del crecimiento económico que experimentamos, de la reducción de pobreza y del crecimiento de las clases medias. Mientras Chávez, según López, "incrementó la participación y el control del Estado en la economía, nacionalizó empresas estratégicas, manejó (de manera) centralizada la hacienda pública y el anclaje subsidiado de los precios." El resultado: una inflación cercana al 30% y un gasto público enorme, lo que hace que Venezuela hoy sea insostenible.

Sorprende ver cómo impunemente, la intelectualidad peruana, utiliza hechos y evidencias similares para extraer conclusiones diferentes, utilizando las herramientas analíticas a discreción. ¿Cuántos lectores y alumnos quedarán extraviados al apreciar tales contradicciones? Sería bueno, profesor López, recordar a Basadre cuando reclamaba: "Que el Perú no se pierda por la obra o inacción de los peruanos".

sábado, 2 de marzo de 2013

¡Agua va!

En el Perú hay 530,000 niños menores de 5 años que sufren de desnutrición crónica. Esto es 1 de cada 5 niños. Al igual que con otros problemas, en Lima se cree que este es un tema de las poblaciones de la Sierra, donde en algunos casos como en Huancavelica la desnutrición infantil alcanza al 54.2%, lo que equivale a 30,000 niños. Lima cae en un error pues los niños limeños desnutridos casi doblan el número de los de Huancavelica, superando los 51,000.

Una causa de la desnutrición es la falta de higiene que facilita que los niños ingieran alimentos con bacterias, generando diarreas que les impiden absorber los nutrientes necesarios. El problema no es solo de falta de agua segura. Dean Spears acaba de publicar los resultados de una investigación ("How much international variation in child height can sanitation explain?") donde concluye que existe una correlación entre la defecación al aire libre -donde no hay baños ni letrinas- y la desnutrición infantil.

De acuerdo con cifras del INEI, el 66.2% de los hogares en el Perú cuenta con redes de desagüe. Mientras en Lima es el 82%. Sin embargo, el 5.7% de los hogares limeños utilizan un pozo ciego o letrina y 4% de familias en Lima no tiene ningún tipo de servicio higiénico. Es decir, más de 400,000 limeños no tienen acceso a baño ni letrina. En Huancavelica el número de familias sin acceso a servicios es 32.5%. Esto es 148,000 personas. Parecería que en los arenales de Lima alojamos a casi tres Huancavelicas.

¡Agua va! era el grito de advertencia que daban los vecinos antes de aventar por la puerta de su casa el contenido de las bacinicas. Esto, antes de los avances del Siglo XX en saneamiento. Hoy en los arenales de Lima ya no se utiliza el ¡Agua va! Pero sigue yendo. A veces en bolsas aventadas por los techos y que se conocen como baños voladores.

Todas estas cifras y anécdotas son una nueva evidencia de cómo la euforia del crecimiento económico nos enceguece a tal punto que no vemos cómo la miseria sigue alrededor nuestro.

La alcaldesa con sus aliados de PR y TyL -quienes impiden las inversiones en el país con el pretexto de que estas no benefician a las poblaciones- deberían darse cuenta que su prédica a favor de la equidad podría aplicarla en Lima. ¿Por qué no han trabajado para que 400,000 limeños tenga un baño o letrina?, ello habría contribuido a que muchos de los 51,000 niños que sufren desnutrición tengan una mejor salud. ¿Es acaso prioritario arreglar parques, entregar condecoraciones y fortalecer una supuesta ciudadanía? ¿De qué ciudadanía hablamos si 400,000 limeños no tienen acceso a un baño?

Alcaldesa, no se equivoque, las poblaciones más pobres no han sido persuadidas por sus opositores para revocarla. El rechazo de los segmentos más necesitados de la población es porque usted olvidó darles la oportunidad que les ofreció. Bien haría en dejar de leer a Chomsky y empezar con Amartya Sen.