sábado, 7 de julio de 2012

La caviarada en su laberinto

Como durante los ochentas en San Marcos, Sendero entro a la PUCP, interrumpió la presentación de un libro y defendió al “Presidente Gonzalo”. Mientras los dueños de casa, bajaban la cabeza y callaban. Sendero exigió que se respetara su libertad de expresión. La caviarada dueña de la PUCP acepto. Así Sendero tuvo la posibilidad de hacer impunemente lo que hasta que llego Toledo era delito: apología al terrorismo. La presentación continuó sin que nadie se enfrentase a Sendero y termino entre arengas que retumbaron en el Centro Cultural de la PUCP.

Al día siguiente la intelectualidad caviar e izquierdista frente a sus pantallas y teclados decidió defender su orgullo mancillado. Cuestiono su silencio y lo vistió de pluralidad en lugar de vergüenza. Argumentó como esta vez no fue miedo. Fue sólo ingenuidad, falta de reflejos políticos. Permítanme disentir. Lo que vimos en la PUCP es lo mismo que vivimos en los ochentas. La izquierda no supo como contestarle a Sendero. Y esta vez Sendero se atrevió a entrar en su casa, mentarles la madre y escupirles la cara. ¡Fuerte y Claro!

En los ochentas, la izquierda, la caviarada hippie y los partidos no se atrevieron a responderle a Sendero. Fueron incapaces de resolver el problema. Fujimori logro acabar con Sendero, reducirlo a su mínima expresión, apresar a sus líderes y pacificar el país. Luego llegaría la caviarada con el Presidente Paniagua primero, Toledo y García después. Pasaríamos la página rápidamente y nos concentraríamos en el crecimiento económico, en creernos el milagro peruano y olvidar que durante años vivimos con velas, sin agua, con cinta adhesiva pegada en las ventanas, con bombas y sangre como música de fondo. Con campesinos, soldados y policías asesinados por Sendero. Y dejamos la educación de los niños y jóvenes en manos del Sutep.

Toledo junto a García Sayán aplicó una política de allanamiento ante la CIDH, liberaron e indemnizaron terroristas y construyeron el Ojo que llora. Borraron a Sendero de la conciencia colectiva para vender que el verdadero culpable había sido el Estado violador de DDHH.

Para legitimarse condenaron al Estado y hundieron a Fujimori. Nadie puede negar que el Estado cometió crímenes en la lucha contra Sendero, pero la mayoría de violaciones de DDHH ocurrieron en los ochentas. Sin embargo, la CVR le adjudicó a Fujimori responsabilidad penal, mientras que a Belaunde y a García sólo responsabilidad política. No creo que Fujimori haya ordenado “Barrios Altos” ni “La Cantuta” y en el proceso plagado de irregularidades y venganzas políticas no hubo una sola prueba que lo demostrara.

Así los caviares controlaron el país, los medios y convencieron al Perú que el camino era ser políticamente correcto. Hoy Sendero se pasea por la PUCP y arenga con impunidad porque la caviarada se enredo en su laberinto. Ellos, admiradores del Che y Fidel. Y que fue el Che si no un guerrillero terrorista y asesino. Pero qué bonito se ve en los polos y gorritos que usan, ¿no?

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