sábado, 20 de abril de 2013

La conspiración del silencio

Raquel tiene doce años, vive en Tablada en Villa María del Triunfo. Su mamá sale a trabajar todos los días y la deja sola. Ella camina bajando el cerro para llegar al colegio. Este miércoles en la mañana un hombre tocó la puerta de su casa. Dijo ser de Sedapal. Ella le pidió que regrese más tarde, pero él la agarró del cuello y se metió a su casa. Raquel fue violada, cuando el hombre se fue, ella ensangrentada tuvo fuerzas para levantarse y gritar. Los vecinos salieron a ayudarla y agarraron al hombre, llevándolo a la comisaría. Esa noche, la policía decidió ponerlo en libertad, porque según dijeron no había pruebas suficientes que lo sindicaran como el violador de Raquel. Ello, pese a que el hombre tenía un maletín en el que llevaba varios calzones pequeños, de niñas como Raquel, ensangrentados. Un maletín lleno de trofeos de guerra. Pero ello no es suficiente para la policía.

Así, Raquel no solo fue violada a los doce años por un hombre adulto, en su propia casa. Sino que además, la policía del Perú no pudo cumplir con su rol de protegerla y reparar el daño que se le había hecho. Esta historia se repite todos los días. El 70% de las mujeres peruanas entre los 15-49 años han sufrido violencia física o sexual.

La violencia contra la mujer responde al control que busca ejercer un hombre sobre una mujer. Es una muestra de poder, de superioridad. El hombre la considera un objeto y reclama su derecho de propiedad a través de la violencia, o reclamando su derecho a poseerla cuando quiera. Él sabe que en el Perú la violación es un delito penado por ley, pero poco importa. En el Perú las leyes no se cumplen.

El 75% de las víctimas de violación son menores de edad. La primera experiencia sexual del 24% de las mujeres rurales fue forzada. Sin embargo la sociedad actúa como si aquí no sucediera nada. ¿No es esto suficiente para entender que la violencia contra la mujer es un problema de política pública? La violencia sexual contra la mujer no es considerada como lo que es: el problema más importante de seguridad ciudadana. Creemos que la violencia sexual pertenece al ámbito privado. No es algo que deba hacerse público. Algunos dirán que finalmente Raquel tuvo suerte, salió con vida y este episodio será olvidado. Raquel nunca en su vida olvidará el día que ese hombre tocó la puerta de su casa.

La violencia sexual no es una cosa de mujeres. La violencia sexual forma parte de la violencia que corroe al Perú. Las mujeres somos la mitad de la población del Perú. No somos objetos que necesitan ser protegidos, somos sujetos de derecho, ciudadanos en igualdad de condiciones. Y el Estado tiene la obligación de reconocernos como tal. Mientras sigamos callando y mirando para otro lado, olvidando a Raquel, mientras no levantemos la voz y sigamos permitiendo que se nos trate como objetos seremos parte de la conspiración del silencio.

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