sábado, 17 de diciembre de 2011

El Imperio de la Ley

La falta de principios y valores es la debacle de una sociedad. El Perú ha perdido el principio de autoridad. Contrariamente a lo que algunos sostienen, autoridad no significa autocracia ni autoritarismo, significa respeto. Respeto a las leyes y a las autoridades. Además, implica la confianza de los ciudadanos en que el Estado actuara de manera responsable, administrando justicia conforme a ley, esa que es ciega y no considera el partido político al que perteneces; legislando con sapiencia y honor, guiando al país hacia el desarrollo y controlando la violencia. En el Perú no existe respeto ni confianza en la policía, en los jueces, en los congresistas, ni en los maestros. Entonces, ¿cómo queremos que el Perú sea grande?

No entendemos que por encima de todo está la Ley y no las FFAA como dijo el Presidente. No tenemos la costumbre de someternos a la Ley. Si no nos gusta una ley, no pasa nada, la cambiamos. Queremos seguir creciendo y convertirnos en un país desarrollado, entonces debemos aprender de ellos. En los países desarrollados el imperio de la ley es real y no ficticio como en el Perú.

Tenemos un país sin orden. Los últimos diez años los gobiernos nos han demostrado que para que las cosas funcionen hay que levantarse, hacer manifestaciones, tomar carreteras, rehenes y masacrar policías. En el camino se instalará una mesa de diálogo y el gobierno reculará.

Hemos implantado la ley del más fuerte, esa que lleva a meter la camionetaza a la fuerza y que se friegue el del costado, a tocarle la bocina a una señora para que cruce más rápido, a gritar al heladero porque se demora con el vuelto o a la empleada que trabaja 18 horas al día porque no te lavo el polo de ayer. Pero lleva también a que el Ministerio del Interior pase por encima de la Municipalidad de Lima cuando ésta emite un informe señalando que el Estadio Nacional no ofrecía la seguridad requerida o cuando Nadine posa en la foto del recién juramentado gabinete Valdés, como si ella fuera parte. La lucha del poder. Quien puede más.

El Presidente Toledo y sus constantes amenazas de ponerse la vincha y salir a las calles cada vez que algo no le gusta, es una muestra de cómo un “líder” menoscaba los principios de un país. En un Estado de Derecho hay vías democráticas para que los ciudadanos reclamen. Levantar al pueblo contra un gobierno democrático no es una de ellas, es una forma de ejercer presión y amenazar la gobernabilidad del país.

Sin el principio de autoridad, sin un Estado que haga cumplir las leyes, se someta a ellas y sancione a quienes no las cumplen sentando precedente, que defienda los derechos de los ciudadanos, que controle la violencia pero que sobre todo recupere la confianza de los ciudadanos, no habrá crecimiento económico que nos aguante.

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