sábado, 14 de abril de 2012

¡No pasa nada!

Cuando Ollanta archivo “la Gran Transformación” garantizó que el compromiso con los excluidos no sería olvidado. Sin embargo, el gobierno tiene nueve meses en el poder y todavía no ha logrado siquiera dar inicio a la inclusión que ofreció.

La facción de Sendero que opera en el VRAE cuenta con el apoyo de la población. ¿Por qué? Porque no existe presencia del Estado. Pero además porque a diferencia de la estrategia de Sendero de los 80s, no atacan a la población. Contrariamente a lo que sostiene el ex Ministro Toledista Daniel Mora no son meros sicarios (acuérdese cuando Belaunde los califico de abigeos). Sendero y sus remanentes están ideologizados y organizados militarmente. Negarlo confirma la falta de capacidad de quienes han gobernado el país. Su alianza con el narcotráfico no le resta ideología ni objetivos a largo plazo, como tampoco lo hace en el caso de las FARC.

Esta semana, Sendero ha secuestrado 40 trabajadores y emboscado un helicóptero con una patrulla de la Policía Nacional. Pero Echarate y el VRAE están muy lejos y Lima muy ocupada disfrutando con euforia un crecimiento económico cuya sostenibilidad no tiene garantizada. Olvida que el crecimiento económico no es suficiente para lograr el desarrollo pues este requiere que todos los ciudadanos tengan acceso a las instituciones políticas y económicas, y que el Estado tenga el control de la violencia. En el Perú, parte importante del crecimiento económico está basado en la exclusión, las relaciones asentadas en privilegios y en la apropiación de rentas. Además, como en México y Colombia parte de su territorio está controlado por grupos armados.

La incidencia de pobreza en el sur del Perú es persistentemente alta. 61% en Puno, 51,1% en Cusco, 62.6% en Ayacucho, 70,3% en Apurimac. ¿Por qué regiones ricas en recursos naturales tienen una pobreza tan alta cuando al Perú le va tan bien económicamente? Porque Toledo implemento un modelo de descentralización bastante ambicioso que no reconoció la realidad del país y su falta de capacidades. El gobierno ha entregado recursos y funciones como si las regiones y municipios tuviesen las mismas capacidades que el gobierno central, y escudándose en la autonomía de los gobiernos subnacionales, se lavan las manos. El resultado es el abandono de poblaciones enteras sumidas en la pobreza, sin presencia del Estado y que ven como las grandes empresas se llevan sus recursos. Esto facilita el accionar de grupos radicales terroristas que cuestionan la autoridad del Estado en base a su ineficacia.

Siga usted paseando en su camionetaza por Lima y disfrutando de la mejor comida del mundo, que el gobierno seguirá mandando a las valientes fuerzas policiales y militares, sin rancho y sin balas a jugarse la vida en el monte. No pasa nada, son sicarios y el VRAE está muy lejos de Lima... como antes, eran abigeos y Huamanga estaba muy lejos de Tarata.

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