En reciente visita a Washington, el Presidente criticó la falta de partidos serios e institucionales en el Perú. Refiriéndose al fujimorismo, sostuvo que existían partidos que llevan el nombre de su líder pero que no eran nada. ¿Será que Gana Perú es un partido serio e institucionalizado? Los constantes golpes que el Presidente le propina al exmandatario García son ya cansinos. Aunque debo reconocer que disfruto el arte con la que el ultimo de los devuelve.
Si el Presidente y su esposa no están interesados en la reelección conyugal, ¿por qué se preocupan tanto en atacar a los posibles candidatos del 2016? ¿Un presidente que no tiene el incentivo de una reelección, qué interés puede tener en los candidatos a la próxima elección? Debería más bien preocuparse por gobernar, resolver los problemas de seguridad ciudadana, desnutrición infantil, educación y por conseguir una mejor ministra de Inclusión Social. ¿O será que lo de la reelección conyugal no es un invento de la oposición?
El generoso aumento en recursos para la Dini de 18 a 110 millones de soles, las denuncias sobre posibles reglajes a opositores al régimen, pero sobre todo, que la denuncia presentada en la comisaría haya sido modificada y el cambio de nombre de la supuesta agente es una muestra de que difícilmente la oposición está inventando denuncias. Si no hay interés en la reelección conyugal, ¿por qué invertir en un reglaje a opositores políticos?
Para la caviarada todos los ministros del régimen fujimorista debían haber conocido, sin excepción, lo que sucedía en el SIN, incluyendo los actos de corrupción y de compra de congresistas y empresarios. Entonces, siendo públicas ahora las denuncias de las actividades que vendría realizando la Dini, el oscuro asesor Villafuerte y demás militares que rodean al Presidente, ¿cómo es posible que periodistas y columnistas sostengan que estos actos no son responsabilidad ni del Premier ni de los ministros, porque ellos tienen credenciales democráticas que los respaldan?
Valdría la pena recordar que las credenciales democráticas no son títulos académicos que se obtienen y que uno ostenta para toda la vida. Las credenciales democráticas se ganan día a día, demostrando no solo respeto a la democracia y al Estado de Derecho sino también a los principios que los acompañan, como la transparencia, la rendición de cuentas, la igualdad ante la ley y el derecho al debido proceso, entre tantos otros. Pero más aún, las credenciales democráticas se obtienen cuando se está en el Gobierno, cuando se tiene poder y cuando pese a ello no se pierde la perspectiva y se actúa con honestidad, decencia y con visión de país. Las credenciales democráticas no se obtienen cuando uno navega cómodamente por la oposición.
Así que harían bien todos aquellos que hoy se sientan en el Consejo de Ministros en no esconderse detrás de supuestas credenciales democráticas y de amigos marqueses, pues son ellos quienes tienen que rendirle cuentas al país.
¿Qué opinará aquel que también dice ostentar credenciales democráticas y que lavaba banderas y embasuraba ministros en el 2000 y hoy circula por los pasillos de Palacio como flamante asesor? ¿Será que poder mata credencial democrática como billetera mata galán?
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