Hasta hace poco una mujer andina embarazada dudaba en acercarse al centro médico. Tenía miedo, el doctor no habla quechua, no la trata bien. Para dar a luz, la quieren echar en una camilla. Por eso, sin importar la inversión del Estado en caminos y hospitales, el número de mujeres que tenía un parto institucionalizado no aumentaba.
La evidencia demuestra que las mujeres víctimas de violencia domestica tienen menos probabilidades de acceder a cuidado prenatal y mayores probabilidades de sufrir un aborto. Sus hijos tienen mayores probabilidades de sufrir de desnutrición.
Un adolescente que a los 15 años se encuentra en primero de secundaria, tiene la autoestima baja, no entiende, se aburre. Está avergonzado. Entonces, abandona el colegio, limitando sus oportunidades.
Cuando una empleada doméstica baja a la playa con uniforme a cuidar niños, ¿es porque no siente calor? La respuesta de los patrones suele ser: "no se siente cómoda en ropa de baño". ¿No se siente cómoda, o las barreras sociales que le han sido impuestas le impiden sentirse cómoda?
La exclusión no es sinónimo de pobreza. Se puede pertenecer a la clase media y estar excluido. Un ejemplo son los homosexuales, quienes son agredidos físicamente por el solo hecho de serlo. ¿Cuántos no revelan su identidad sexual por miedo a perder el trabajo?
La exclusión social le impide a distintos grupos de personas participar activamente en el desarrollo económico, social y político del país. En los últimos años hemos visto manifestaciones alrededor del mundo donde grupos excluidos se levantan y demandan al Estado desde mejores servicios hasta el fin de privilegios. Un estudio reciente muestra cómo en los años que antecedieron a la primavera árabe, el coeficiente de Gini, que mide la inequidad en el ingreso, se había reducido en Egipto. La explicación no es económica.
El Banco Mundial acaba de publicar el reporte sobre Inclusión Social: "Inclusion Matters: The Foundation for Shared Prosperity" que demuestra la importancia de que todos los ciudadanos puedan participar en los mercados, servicios y espacios políticos, sociales y culturales. El reporte encuentra grupos excluidos en todos los países, sin importar si son desarrollados o no, o si son democracias o no.
Una mujer quechua en Bolivia tiene 28% menos probabilidades de terminar la secundaria que un hombre blanco. La exclusión social tiene consecuencias económicas para un país ya que limita la participación de grupos en los mercados, su acceso al empleo formal y el desarrollo de capital humano. La raza y el color de la piel son también causas de exclusión. ¿Ha visto en los periódicos anuncios de empleo que piden personas de "tez clara"? La exclusión social en el acceso al mercado laboral se demuestra por la diferencia en los ingresos entre los grupos privilegiados y los excluidos. En el Perú un hogar no-indígena tiene ingresos laborales que casi doblan a los de un hogar indígena.
Un país donde sigan existiendo categorías distintas de ciudadanos es inviable, sin importar el crecimiento económico que experimente. Lograr la inclusión social solo es posible con el diagnóstico correcto: preguntando el por qué de la exclusión.
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