Esta es la historia de dos aventureros que llegaron a Palacio apoyados por un Marques enamoradizo y
un grupo de irresponsables líderes de opinión, políticos y empresarios llevados exclusivamente por el
anti y los intereses personales. Porque nadie puede sostener que el apoyo al candidato Humala estuvo
basado en la convicción de que podría dirigir los destinos del país. Alguien que podía cambiar la Gran Transformación por la Hoja de Ruta en cuestión de semanas era claramente un aventurero dispuesto a lo que fuera necesario. Quien converso con él en aquella época sabia de su limitada capacidad intelectual y del rol dominante que ejercía su mujer sobre él.
Las voces que desde el principio cuestionaron el rol de Heredia fueron acalladas por la Derecha, esa que dicen es bruta y achorada. “Es gracias a ella que se ha mantenido el modelo económico”, “Es la única pensante en Palacio” “¡Que importa si le da luz verde a los ministros mientras se mantenga el
crecimiento económico!” Y claro, en el Perú billetera siempre mata galán. Mientras los bolsillos se
siguiesen llenando, poco importaba la institucionalidad, la transparencia, la rendición de cuentas. ¡Pero si estamos a un pasito de la OCDE! El grave problema del Perú es que no tenemos líderes, ni
empresariales ni políticos, ni mucho menos una visión de país.
Heredia no es funcionaria pública y por ello no está obligada a rendir cuentas. Ha sostenido muchas
veces que no existe un presupuesto asignado a su despacho, pero no dice de dónde, cómo ni por qué
sale el dinero que financia sus viajes, presentaciones y asesores. Ni tampoco sabemos cómo paga a sus abogados. La falta de transparencia que los rodeó desde que aparecieron en política está cobrándoles caro esta vez. Cuentas en Europa, tarjetas de crédito de amigas y el sueldo intacto del Presidente.
Explicaciones que se contradicen, y tardías subsanaciones en pago de tributos sobre compras realizadas. El poder de Heredia es un riesgo, porque es informal y no está sujeto a ningún contrapeso. El descaro con el que hace uso de él es una afrenta a la institucionalidad, al estado de derecho y a la democracia. Como lo fue el que alguna vez tuvo Vladimiro Montesinos desde el SIN, quien no era más que un asesor.
No hemos aprendido nada de la historia reciente. No basta decirnos demócratas y ser apoyados por
Marqueses libertarios. Heredia se da el lujo de llegar al Poder Legislativo y decirles a los congresistas que pueden y que no deben preguntar. Parecería creer estar por encima de todo, con su 16% de aprobación
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